lunes, 8 de marzo de 2010

CARTA A LAS MUJERES EN EL DIA INTERNACIONAL

ITP Felicita a todas las mujeres que construyen institucionalidad histórica y conforman la Comunidad universitaria del Instuto Tecnológico dl putumayo. Cada año, desde 1975, se celebra el 8 de marzo el "Día Internacional de la Mujer” para conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de las mujeres en todo el mundo. Este día se recuerda el esfuerzo, el coraje, el compromiso, el sacrificio y los éxitos alcanzados por numerosas mujeres que han luchado para se les reconozcan plenamente sus derechos y pretende hacer conciencia en todos, especialmente en los Estados y las instituciones internacionales, para que se haga lo necesario a favor del pleno respeto de su dignidad.



Al unirnos a esta celebración, queremos hacer nuestras las palabras del papa Juan Pablo II que, en una carta dirigida a las mujeres en junio de 1995, expresaba su admiración hacia las mujeres que se han dedicado a defender la dignidad de su condición femenina mediante la conquista de fundamentales derechos sociales, económicos y políticos, habiendo tomado esta valiente iniciativa en tiempos en que su compromiso era considerado un acto de transgresión, un signo de falta de femineidad o una manifestación de exhibicionismo.

Damos gracias a Dios por su designio sobre la misión de la mujer en el mundo y, al hacerlo, recordamos las palabras de S.S. Juan Pablo II, que después de agradecer las diversas facetas de la aportación de las mujeres a la humanidad, exclama con verdadera admiración: "Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas” (Carta a las Mujeres, 29 de junio de 1995).

Nuestra reflexión para este día se podía resumir así. El hombre y la mujer son iguales en dignidad. Y en aquello que se distinguen son complementarios. Deseamos de todo corazón que las mujeres sean reconocidas socialmente en su plena dignidad. Y deseamos, con la misma fuerza, que sean reconocidas en su especificidad y en su feminidad, y que no sea el varón el punto de comparación sino la dignidad personal de que ella es portadora por voluntad del Creador.

Que nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de la Virgen María, colme de bendiciones a todas las mujeres y les haga progresar en la valoración de su dignidad y en la conciencia de lo que pueden ofrecer a la humanidad.


¡FELITACIONES!

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